De tu breve sombra,
roble de fuego que enmudece
y en el llanto que fría
y llanamente enloquece,
sin sentido de tu sombra,
sin una caída de hojas,
sin invierno, sin verano,
sin ser bajo el sol,
contagiado de vital espera,
de contraste y de color.
De tu breve sombra,
del camino recorrido,
del río subterráneo,
de las olas golpeando
y del tibio mar
que, encadenado a ti,
titubea al tocarme en la cama,
de tu breve, fugaz, cansada
e inconsciente sombra
y de mi raíz envenenada...
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