sábado, 22 de enero de 2011

ENTRE TÚ Y YO.

Despierta tengo siempre sueños,


sueños de cuando éramos pequeños,

cuando luchabas contra almohadas

y yo prefería siempre las historias encantadas;

me acuerdo de aquel camioncito negro

al que yo subía con mi pensamiento

recuerdo muy bien de los hoyos del pasillo

que alguien escarbaba con un utensilio;

me acuerdo de ese carro de servicio

al que yo trepaba tan sólo por vicio,

del closet en la sala en que me arropaba

y al terminar la cuenta, ustedes me buscaban,

de la fría zotehuela que yo visitaba

y tenía tesoros que nadie encontraba;

los sábados de gloria y mi vida descalza;

los grises andadores y la vista cansada;

recuerdo tus ojos que apenas brillaban;

y el canto del pájaro que vivía en la jaula;

el perro mestizo que en la noche aullaba;

recuerdo a la tía Chata y a tu enamorada,

¿te acuerdas del Trucus que traías de nalgas;

de la Paca, el Pirris, del Muecas y el Chava?

me acuerdo de esos cohetes que hacías

y que en cuanto prendías, muy pronto morían;

que teníamos guerras con soldaditos verdes

y si no haces trampa, tú casi los pierdes;

recuerdo la sombra cuando la luz faltaba

y, entre cuento y cuento, mi madre cantaba;

recuerdo tu pista, mis patines blancos,

tu pecera sucia, tus muñecos mancos;

las fichas del juego que tanto cuidabas

y aquellos cumpleaños en que me abrazabas;

recuerdo aquel día de la pierna rota,

tu cara sonriente, no en pena, de mofa;

me acuerdo de ti en las escaleras

con todos los Piapos que andaban en juerga,

recuerdo las fiestas y las noches secas,

el viento, los llantos y canciones huecas;

los sustos terribles, los juegos y dejos,

los bailes, posadas y todos los festejos

¿te acuerdas, Chabelo, de las tías rurales

con caras sonrientes entre los maizales?

Lo que no recuerdo es si dije que te amaba;

tú no lo dijiste pero sé que me amas

¿te acuerdas tú, hermano, de aquella nogada,

del abuelo Braulio y de la luna helada?

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