sábado, 25 de septiembre de 2010

AUSENCIA

Pálido tu nombre en los reflejos,
en las burdas lágrimas de mis inertes ojos
y luego ausencia…
ausencia de todo, de nada, sólo ausencia
en esta piel que ahora no parece mía,
que parece nada, sin nada,
sin tacto, sin permanencia, sin frío,
sólo el color del pensamiento absurdo,
del sueño sin contacto, del sueño sin dormir,
del sueño eterno…
y seguimos perplejos e insumisos
y a la vez tan acostumbrados al llanto,
a las inconstantes explicaciones del alma;
luchando sin rendirnos, sin plagiar el canto,
sin compartir el dolor, ni acariciar el deseo;
sólo ausencia, ausencia en mis ojos,
en tu vientre y en tu pecho,
en este corazón tan abatido,
en el iris de tus ojos y en tu suelo;
ausencia de todo, ausencia misma del cielo,
del juego de infancia, del fuego,
ausencia de nosotros y de mi espalda,
ausencia del ausente y del ruego;
sin compasiones, sin conmiseraciones,
sin calidez y sin cuerpo;
ausencia de nada, sin nada,
sin todo, sin constancia y sin cuentos;
sin historias contadas, sin cartas marcadas,
ausencia de todo…

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