Siempre la tristeza,
aún en el canto,
aún en los cumpleaños,
al abrazar a mi hermano,
al besar a mi hijo,
al estrecharte…
Esta tristeza que duele
casi a diario,
que siempre me observa
y sigue cazando:
que hace que vea
estas cosas pequeñas
que suenan a cascabeles
de serpientes trigueñas…
Esta tristeza mía
que suena y resuena,
que canta de día
y me hace tan hueca;
esta tibia tristeza
que siento tan fría,
que me hace sumisa
y me enamora…
Esta tristeza mía
que rueda y que rueda,
pasea en mis palabras
mientras me vuelca;
esta sucia tristeza
que miente tramposa,
que vence el sueño
y lo evapora.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Agradezco tu comentario.