Sí, hablabas dormido,
mientras en mis manos se quemaba el deseo,
no tuve mejores amigos, no tuve confidentes ajenos,
hablabas dormido, musitabas nombres
y recitabas amores jamás redimidos…
hablabas y hablabas como el viento mismo.
Si, hacías mil cuentos
de tus retrasos, de tus olvidos y además…
soñabas despierto, como rapaz herido
caías al vuelo, embriagado y sediento,
mientras mis ojos se hacían nidos
de cristales huecos, de pálidos dejos.
Sí, cantabas al cielo
miles de canciones que vagan en verso,
miles de poemas que suenan ajenos;
buscabas sonrisas y echabas dispuesto,
mientras en mi garganta se tejía un ruedo
que dejaba mudos todos mis lamentos.
Sí, hablabas dormido,
de mieles probadas hablabas contento,
hablabas sonriente, hablabas de encuentros,
de noches pasadas, hablabas de sueños,
de nubes tan pardas, hablabas tan terco
y mientras tú hablabas me helaba en silencio.
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