cuando te miro corriendo desnuda hacia el destierro,
cuando veo tus ojos hambrientos de respuestas.
Me lastima mirar a tus hijos sedientos,
a tu pueblo andando hacia la guerra,
cuando de tus manantiales no corre más agua.
Me lastima tocar tu vientre reseco,
mirar tus calles convertidas en trincheras,
rodar por tus laderas buscando la paz de tus sueños.
Me lastima comer tus frutos envenenados,
continuar con las manos vacías
sin tener nada que darte.
Me lastima escuchar en tus cantos los lamentos,
en tus débiles silencios, desencuentros,
en tu música tan suave, los tambores.
Me lastima soñar que estoy despierta,
esperar el cambio en las palabras
y el derribo de las fronteras culturales y sociales.
sin compartir el pan que hay en mi mesa,
sin quitarme los harapos que deja en mí la desolación.
Me lastima convertirme en árbol muerto,
en desierto mar del mundo entero,
en pálido camino de montaña, en quema.
Me lastima continuar sin hacer nada
porque lo que hago es insuficiente,
porque no se puede avanzar sin ser amigo.
Me lastima y se que te lastima,
que te hiere y lentamente te mata,
que te pierde y me pierde a mí misma.
Quiero dejar de lastimarme, de herirte
y de ser cómplice en tu muerte,
quiero caminar contigo hasta hacerte fuerte.
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